Déficit de hierro en personas con insuficiencia cardíaca crónica

Alrededor de 6,5 millones de personas han padecido alguna vez insuficiencia cardíaca crónica en Europa, y unos 5 millones la padecen en EE. UU.1. Alrededor del 50% de las personas que viven con insuficiencia cardíaca padecen alguna forma de déficit de hierro, con o sin anemia2,3.

Si padece insuficiencia cardíaca crónica, hay muchas razones por las que también puede tener déficit de hierro.

  • Es posible que absorba menos hierro de los alimentos en el torrente sanguíneo, ya que el intestino puede estar inflamado4
  • Puede que su dieta no contenga suficiente hierro4
  • Las interacciones entre medicamentos pueden reducir la cantidad de hierro que usted absorbe4
  • Los medicamentos también pueden provocar hemorragias internas, haciendo que el organismo pierda más hierro de lo normal4

Signos de alerta de déficit de hierro con insuficiencia cardíaca crónica

La reducción de la función física, el deterioro del bienestar y la disminución de la calidad de vida6,7,8 son cambios que se pueden notar tanto con insuficiencia cardíaca crónica como con déficit de hierro. Los siguientes síntomas pueden apuntar específicamente a un déficit de hierro:  

  • Fatiga
  • Aspecto pálido9
  • Falta de aliento10 y taquicardia11
  • Dolor en la lengua o sequedad de boca12,13
  • Grietas en las comisuras de la boca14
  • Úlceras bucales15
  • Intolerancia al frío o pies y manos fríos16
  • Antojo de comer productos no comestibles (pica/ pagofagia)17,18
  • Síndrome de las piernas inquietas (SPI)19,20
  • Caída de cabello21
  • Uñas22 quebradizas o en forma de cuchara23
  • Dolores de cabeza24
  • Más susceptibilidad a las infecciones25
  • Mareos26, irritabilidad27 y falta de concentración27

Mi historia: vivir con insuficiencia cardíaca crónica y déficit de hierro 

Lena

Lena, 68, jubilada.

“Era consciente de que debía tomarme las cosas con más calma, pero mi ataque cardíaco fue un duro golpe. Me sentí tan aliviada de estar bien que mi diagnóstico de insuficiencia cardíaca no me caló profundamente al principio. Aunque seguí los consejos del médico e hice algunos cambios, como reducir el consumo de dulces y alcohol y dar cortos paseos, no podía quitarme esa sensación de pesadez de la cabeza. Parecía que me estaba ralentizando física y mentalmente.  

Mi marido me dijo que me estaba volviendo gruñona, así que en la siguiente revisión comenté lo cansada que me sentía. El médico sugirió hacerme un análisis de sangre que demostró que no tenía suficiente hierro, por diversas razones. Ahora estoy recibiendo tratamiento para el déficit de hierro y estoy comiendo más alimentos ricos en hierro. Me siento menos aturdida y más positiva respecto al futuro. 

Sin embargo, tengo que ser realista sobre lo que ahora puedo y no puedo hacer. Recibimos en casa a nuestros amigos, pero ya no puedo charlar con ellos como solía hacerlo porque me quedo sin aliento. Pero si voy a mi ritmo, lo pasamos bien. También sé que necesitaré descansar después de cualquier actividad. ¡Ya no puedo ir corriendo de una cosa a otra!"

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Referencias