El déficit de hierro me hizo sentir como una persona completamente diferente.

 

Anne, 38 años

No importa lo que hagas, que siempre te sentirás cansado.

Anna, 27 años

Me gustaba mucho correr, pero cuando sufrí de déficit de hierro, me era imposible.

CHRISTINE S.

Mi historia: Sam S.

Sam S.

"El déficit de hierro me impide ser la persona que quiero ser".

A los 15 años, me sentía constantemente exhausta, aunque durmiera 12 horas. No podía concentrarme en el colegio y me dormía todo el tiempo. Después, a los 16 años, me diagnosticaron enfermedad de Crohn y déficit de hierro. A lo largo de los años, la enfermedad de Crohn se pudo controlar en gran medida, pero lidiaba constantemente contra el cansancio y la fatiga provocada por el déficit de hierro porque pensaba que esto era normal.

Como madre, esposa y propietaria de un negocio, el déficit de hierro no solo me afecta a mí, sino a mi familia y a mi trabajo.

Me preocupa estar demasiado cansada y confundida para llevar a mis hijas al colegio o para hacer un buen trabajo para mis clientes. El déficit de hierro me impide ser la persona que quiero ser. Poder levantarme por la mañana con la energía suficiente para todo el día y después dedicar una noche a mi marido. ¡Quiero sentirme útil y realizada!

Hoy en día, soy más consciente de los signos y síntomas del déficit de hierro, por lo que trabajo más estrechamente con mi médico para controlar de manera proactiva mis niveles de hierro; pido ayuda cuando mis seres queridos se dan cuenta de que estoy más cansada y equilibro mi vida asistiendo a clases de yoga.

Mi historia: Elena B.

Elena B.

"Me sentía incomprendida por todo el mundo en esa época".

Mis síntomas aparecieron gradualmente. Me sentía exhausta todo el tiempo y luchaba por levantarme de la cama por las mañanas, a pesar de estar atravesando una época muy feliz de mi vida. Mi cabello también se caía más de lo normal. Soy una persona activa: trabajo como locutora de radio, dedico tiempo a estar con mi hijo, me encanta salir y me mantengo en forma en el gimnasio.

Visité a varios médicos y ninguno de ellos pudo identificar nada fuera de lo normal. Sugirieron que el empeoramiento de mis síntomas era consecuencia del estrés. Me sentía incomprendida por todo el mundo en esa época. Simplemente notaba algo raro, y sabía que tenía que haber otra explicación para cómo me sentía.

Finalmente fui a visitar a un médico que sugirió que hiciéramos una prueba de déficit de hierro. Descubrió que mis niveles de ferritina eran muy bajos. Mis síntomas eran el resultado de un déficit de hierro y me recomendaron la administración de hierro por vía intravenosa.

Para mí, los resultados de ese primer tratamiento fueron rápidos. Me sentí significativamente mejor físicamente. Recuperar mi energía cambió totalmente mi vida en ese momento y pude seguir haciendo las cosas que me gustan. Ahora acudo regularmente a las revisiones con mi médico para asegurarme de que mis niveles de ferritina se mantengan dentro de los parámetros saludables.